Aunque las personas emprendedoras continuarán siendo imprescindibles, al igual que lo han sido tras la crisis del año 2008, lo cierto es que desde luego la etapa postCovid-19 genera incertidumbre en los negocios, y la TEA española, tasa que mide las iniciativas emprendedoras con menos de 3,5 años de vida en el mercado, ha descendido algo en el último año y ha visto frenada la tendencia al alza que inició tras la mencionada crisis de hace una docena de años. Así, se sitúa ahora en el 6,1% el porcentaje de españoles de 18 a 64 años que se encuentran involucrados en negocios en fase inicial, frente al 6,4% que registró doce meses atrás, según detecta el último “Global Entrepreneurship Monitor (GEM) 2019/20”, informe realizado por el Observatorio del Emprendimiento de España de la red de emprendimiento GEM, que cuenta con el respaldo del CISE, el Banco Santander, a través de Santander Universidades, y Enisa.
El estudio, que en esta última edición está basado en una encuesta realizada durante el mes de abril a 23.300 ciudadanos españoles y a más de 4.300 emprendedores, muestra la paralización sufrida durante los primeros 50 días del estado de alarma y la enorme incertidumbre que la situación genera en el ámbito económico. En cualquier caso, incide en que la motivación principal de la mayoría de las personas emprendedoras continúa siendo el “generar riqueza o unos ingresos elevados” (así lo apunta un 59,5% de las mismas), aunque también se observa que, en la fase preCOVID-19, un 40% de las personas emprendedoras manifiesta haber creado su negocio para “ganarse la vida, debido a que el trabajo escaseaba” en ese momento.
No obstante, lo cierto es que, frente a lo que piensan los emprendedores, únicamente un 36,1% de todos los ciudadanos españoles entienden que hay buenas oportunidades de negocio en los próximos seis meses (un dato muy por debajo de la media de los países vecinos de España, que se sitúa en un 52%). Y también es importante la diferencia en lo que se refiere al miedo al fracaso empresarial entre lo que piensan los emprendedores y el resto de la población española, ya que un 55,1% de los integrantes de esta última lo percibe como un significativo obstáculo para emprender, cifra bastante superior a la media europea, que no supera el 43%. Conviene destacar asimismo que un 8,1% de la población general de nuestro país manifiesta su intención de emprender en los próximos tres años, a la vez que un 1,6% ha abandonado en el último año una actividad para cerrarla o traspasarla por jubilación y que un 3,3% de todos los consultados confiesan haber actuado alguna vez como inversor informal o como “business angels”.
Y con relación a la vía de internacionalización buscando más oportunidades, el informe detalla que el grado de apertura a mercados exteriores de las empresas recién creadas sigue siendo muy modesto. De hecho, el porcentaje de nuevos negocios españoles en fase inicial que factura más de un 25% en mercados extranjeros se limita a un 7%, porcentaje notablemente inferior a la media de los países europeos (18,8%) y también a la media de las economías de altos ingresos (16%).