Frente a los 69.648 realizados en 2013, durante el 2014 se firmaron en España un total de 82.977contratos de trabajo de personas con discapacidad, según detalla el “IV Informe Tecnología y Discapacidad”, elaborado por cuarto año consecutivo por la multinacional de soluciones de medición Keysight Technologies y la entidad sin ánimo de lucro que apuesta por la inserción laboral de las personas Fundación Adecco, tras una encuesta a 300 personas de entre 20 y 58 años con diferentes tipos de discapacidades.
Según el mismo, en este incremento de contrataciones, que dura ya varios años (en 2012 los contratos se limitaron a 61.008), son varios los factores que han influido, si bien ha sido determinante el cambio de mentalidad por parte de las empresas y de las propias personas con discapacidad: las nuevas generaciones se plantean un futuro profesional en el que puedan trabajar, rompiendo la anacrónica tradición que relaciona a la persona con discapacidad con la inactividad y la dependencia.
El estudio considera asimismo que la revolución tecnológica también ha podido influir en este incremento de las contrataciones de discapacitados, ya que lo cierto es que la irrupción de las nuevas tecnologías y adaptaciones tecnológicas permiten a ese colectivo desempeñar puestos de trabajo para los que hace años estaban prácticamente excluidos. Es el caso de las mesas regulables en alturas, teclados con cobertores o teclas de gran tamaño, ratones virtuales o ergonómicos, pantallas de gran formato, lectores de pantalla, impresoras de braile, lupas aumentativas, intérpretes de lengua de signos, emisoras de frecuencia modulada, prótesis auditivas, páginas de lectura fácil, apps basadas en pictogramas intuitivos, etc. Estas adaptaciones mitigan las dificultades derivadas de la movilidad, la audición o la visión reducidas, posibilitando que las personas con discapacidad utilicen su potencial cognitivo en el ámbito laboral.
Lo cierto es que el 53% de los consultados en la encuesta asegura que este tipo de adaptaciones facilitan en gran medida las tareas que su puesto de trabajo requiere, permitiéndoles ser autónomos en sus tareas. Pero también es verdad que el 47% restante dice que no utiliza este tipo de tecnologías en su entorno laboral porque no le ayuda a desempeñar el puesto de trabajo, aunque en algunos casos sí usan tecnologías convencionales. En cuanto a las que sí las utilizan, las personas con discapacidad sensorial las emplean en mayor medida (70%) que las discapacitadas físicas (48%) y desde luego que los trabajadores con discapacidad psíquica o intelectual (11%).
Por otra parte, el “Informe Tecnología y Discapacidad” pone de manifiesto asimismo que las nuevas tecnologías han mejorado igualmente la calidad de vida integral (sobre todo en comunicación) de 6 de cada 10 personas con discapacidad, a la vez que representan un importante estímulo para que las personas con discapacidad puedan mejorar su calidad de vida y acceso al empleo.
Sin embargo, nada menos que un 55% de los preguntados insiste en que sigue encontrando barreras para utilizar las herramientas tecnológicas convencionales, lo que implica que, si bien las adaptaciones tecnológicas están suponiendo un gran avance, aún no son suficientes para cubrir todas las necesidades específicas de las personas con discapacidad. En esa línea, la mayor parte (22%) de estas barreras son de índole económico, destacando a continuación las de tipo formativo (19%) y las barreras propias de accesibilidad (14%).